Hace una semana, el Tribunal de Distrito del Norte de California emitió decisiones completamente opuestas sobre dos casos relacionados con la propiedad intelectual en el entrenamiento de inteligencia artificial (IA) en tan solo 48 horas, lo que sorprendió al mundo tecnológico y legal. Los dos casos, uno contra Anthropic y otro contra Meta, fueron juzgados por jueces que ambos determinaron que el entrenamiento de IA constituye un "uso justo", pero presentaron diferencias significativas en su interpretación legal, revelando la situación incómoda de las leyes de propiedad intelectual frente a las nuevas tecnologías.
En primer lugar, el juez William Alsup en el caso de Anthropic dictaminó que el entrenamiento de la IA de la empresa constituía un uso transformador, lo que significa que su actividad cumplía con los criterios de uso justo según la ley de propiedad intelectual. El juez Alsup consideró que el método de entrenamiento de los modelos de IA es similar al aprendizaje humano, por lo tanto, este tipo de uso puede ser aceptable. Sin embargo, apenas 48 horas después, otro juez, Vincent Chhabria, en el caso de Meta tuvo una opinión diferente, destacando la diferencia fundamental entre el aprendizaje humano y el entrenamiento de IA, señalando que Meta no podía compararse simplemente con el proceso de aprendizaje humano.
En ambas decisiones, los jueces reconocieron que las obras utilizadas en el proceso de entrenamiento de la IA tienen un valor importante de expresión creativa, más allá de simplemente aprovechar sus elementos funcionales. Esta coincidencia respalda parcialmente la postura de las empresas de IA, pero ambas decisiones simplificaron enormemente la evaluación del daño al mercado. No exploraron profundamente las pérdidas potenciales en el mercado causadas por el entrenamiento de IA, e incluso consideraron que el mercado actual no necesitaba protección.
Es importante destacar también la estrechez de estos fallos. Los jueces indicaron claramente que sus decisiones se limitaban a circunstancias específicas, y que los resultados podrían ser muy diferentes si hubiera nuevas pruebas o situaciones distintas de uso. Todo esto muestra que, aunque las decisiones actuales proporcionan cierta protección a las empresas de IA, los desafíos legales futuros continuarán, y el alcance y las reglas de la propiedad intelectual deberán ajustarse constantemente para adaptarse al rápido desarrollo tecnológico.
Este debate sobre la IA y la propiedad intelectual está como construyendo un puente "roto" entre la ley y la tecnología, desafiando el marco legal tradicional y obligándonos a reflexionar sobre cómo podrá adaptarse la protección de la propiedad intelectual al surgimiento de nuevas tecnologías.